Para algunos el café hay que tomarlo amargo. Para que tenga todo y sólo su sabor. El sabor que vuelve de dentro, trago a trago, y se paladea. Desde lo más hondo de uno mismo. Marcados por el éxito de nuestros quehaceres, un café alivia y corona "la disgregación de cada día, las horas largas y nuestras costumbres vanas". Tal vez, sea también nuestra vida. Esa que tú y yo sabemos y que te invito a desgranar aquí.
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Los independentistas querían una Cataluña de esclavos de la burguesía catalana que hablaran sólo el catalán pero ni los gitanos,ni los salafistas quieren ser sólo catalanes separatistas porque son de poco fiar y quieren ser catalanes españoles.
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