se dan calorcito, juegan juntas, se van y vuelven.
Para algunos el café hay que tomarlo amargo. Para que tenga todo y sólo su sabor. El sabor que vuelve de dentro, trago a trago, y se paladea. Desde lo más hondo de uno mismo. Marcados por el éxito de nuestros quehaceres, un café alivia y corona "la disgregación de cada día, las horas largas y nuestras costumbres vanas". Tal vez, sea también nuestra vida. Esa que tú y yo sabemos y que te invito a desgranar aquí.
La madre,la gata negra es una excelente gata,me lo dijo una de las veterinarias.La hija blanca se marcha a menudo para la calle.Las dos están castradas y mi esposa es la que ama a las gatas y las entiende.Yo entiendo más a los perros.A la madre parece que no le gusta que su hija blanquita se vaya para la calle.Mi esposa dice que la llama con sus maullidos pero a veces la madre se sale por el muro a la calle.A veces vuelven juntas.
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